Lo que debía ser un simple retorno a casa se convirtió en una verdadera pesadilla para la delegación de la Liga Distrital de Vóleibol de Morales. El grupo, integrado por 11 jóvenes deportistas menores de edad, su entrenador y dos acompañantes adultos, quedó varado más de 30 horas en la carretera entre Piura y Tarapoto, tras participar en el campeonato nacional de vóleibol masculino U17.
Dolores Reátegui García, representante y responsable del equipo, relató que partieron de Piura el domingo 5 de octubre a bordo de un bus de la empresa Móvil Bus, pese a que, según denunció, ya se sabía del paro y bloqueo de vías anunciado en el norte del país. “Todas las empresas sabían del paro, pero igual vendieron los pasajes”, señaló.
La delegación quedó atrapada en Chiple, donde el tránsito fue cerrado a medianoche. Sin recursos suficientes y con apenas 15 soles por persona, los jóvenes enfrentaron más de 32 horas de espera sin comunicación con sus familias. “El desayuno costaba 10 soles, el almuerzo 15, el agua 5. En poco tiempo nos quedamos sin nada”, contó Reátegui.
Ante el riesgo de quedar aislados por más tiempo, los ronderos de la zona les advirtieron que la situación podría empeorar. Fue entonces cuando, con autorización de los padres, decidieron evacuar a pie. “Caminamos casi 10 horas. Ellos me decían: ‘madre, si tú no llegas, te cargamos’. Son unos guerreros”, recordó emocionada.
Durante su travesía, enfrentaron varios bloqueos y lograron escapar en una combi improvisada, “como en una película”, describió entre risas y lágrimas. Finalmente, alcanzaron Chamaya, donde aprovecharon una breve apertura del tránsito para avanzar hacia Bagua, exhaustos y sin dinero. Fue allí donde Reátegui grabó un video pidiendo ayuda, el cual se viralizó rápidamente en redes sociales y despertó una ola de solidaridad.
Gracias al apoyo de ciudadanos, padres de familia y del ingeniero Tony Ayapi, consiguieron continuar el viaje en un bus de Turismo Selva, llegando finalmente a Tarapoto la noche del lunes, tras casi dos días de travesía. Los jóvenes fueron recibidos entre abrazos y lágrimas por sus familias. “Primera vez que llevo un grupo masculino, y me demostraron que son verdaderos guerreros”, expresó la responsable.