La guerra en Europa ha cobrado una nueva víctima, esta vez enlutando a una familia de la selva peruana. José Ávila Tuanama, un joven padre de familia de apenas 29 años y natural del distrito de La Banda de Shilcayo, perdió la vida el pasado 24 de mayo tras un ataque aéreo en territorio ucraniano, donde servía como voluntario en el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia.
Ávila Tuanama, viajó a Europa en enero de este año, respondiendo a un llamado internacional dirigido a exsoldados con experiencia militar para unirse a la defensa ucraniana frente a la invasión Rusa. Durante casi seis meses prestó servicio en el frente, hasta que un bombardeo ruso interrumpió abruptamente sus planes de vida y esperanza de retorno.
El dolor embarga a sus seres queridos, que velan su memoria en una vigilia íntima en el Jr. Miguel Grau, en el sector Satélite del distrito de La Banda de Shilcayo. La noticia ha estremecido a toda la comunidad. «Mi hijo era aguerrido, valiente, se fue con la ilusión de ofrecerle algo mejor a su familia. Luchó por una causa que creía justa«, declaró entre lágrimas Elías Ávila Pizango, padre del joven combatiente. Con voz firme pero conmovida, añadió: «Soñaba con volver, ya tenía planes para regresar en junio. El destino nos lo arrebató«.
La familia Ávila Tuanama ahora enfrenta un nuevo desafío: la repatriación del cuerpo de José. Su hermana mayor, Loli Ávila, hizo un llamado urgente a las autoridades peruanas, especialmente al Ministerio de Relaciones Exteriores y al Congreso de la República, para gestionar el retorno de los restos. «Queremos despedirnos de él en nuestra tierra, darle una sepultura cristiana como se merece«, imploró.
El drama se agudiza al conocerse que José deja dos hijos, uno de 12 años, otro de 07 y su pareja está embarazada de siete meses. Ruth Lileth Ávila, otra de sus hermanas, apenas pudo contener las lágrimas al relatar esta desgarradora realidad. El fallecimiento de Ávila ha despertado conmoción en la región San Martín y ha reabierto el debate sobre la participación de ciudadanos peruanos en conflictos armados internacionales. Mientras tanto, su familia sólo espera poder abrazarlo por última vez, aunque sea para decirle adiós.